Amigas y amigos, por fin puedo contaros la apasionante aventura en que estoy inmerso: el programa de divulgación científica “El Ladrón de Cerebros”.
Hacía años que me rondaba por la cabeza trasladar el espíritu de “El ladrón de cerebros” a las pantallas. Todo empezó a tomar forma cuando con el exrealizador de REDES y gran amigo Ramón Balagué diseñamos una estructura, un tono de programa, un estilo de narrar contenidos, una imagen visual, y preparamos el precioso teaser que habéis visto.
Lo mostramos a algunos canales, pero quien primero y de manera más convencida reaccionó fue Natalia Echeverría, presidente de Comunicaciones para la Felicidad en Ecuador, que viendo la fuerte apuesta de su gobierno por la ciencia, la innovación y la educación, pensó que “El ladrón de cerebros” podría encajar perfectamente en la televisión ecuatoriana, e hizo todas las gestiones para armar un excelente equipo y conseguir que el Ministerio Coordinador de Conocimiento y Talento Humano auspiciara la serie de 13 documentales “El Ladrón de Cerebros por Ecuador”.
Estoy tan agradecido como entusiasmado ante una oportunidad así. Llevamos 3 semanas rodando en este pequeño pero inmensamente rico y megadiverso país, y ya he estado dentro del cráter de un volcán activo, en el borde de un glaciar en retroceso a 4.800 metros de altura, en pleno Amazonas en el lugar más biodiverso del mundo por hectárea, y entrevistado a genetistas, astrofísicos, jóvenes innovadores, arqueólogos, nanotecnólogos, nutricionistas, emprendedores, investigadores en biomedicina… todos haciendo una ciencia enfocada a solucionar los problemas y enigmas específicos de la sociedad ecuatoriana.
Creedme que es un tipo de ciencia interesantísima, más lejana del artículo académico pero más cercana a las personas. Profundizaré más adelante sobre esto, pues todavía me esperan los restos arqueológicos pre-inca de Mayo Chinchipe en Loja, los manglares y poderosa investigación de Guayaquil, las fascinantes islas Galápagos, árboles petrificados y de papel, empresas innovadoras que crean nuevas flores con técnicas genéticas, las envidiables apuestas científico-tecnológicas de Yachay e Ikiam, y mucho, mucho más. Cuando frene el ritmo de rodajes iré escribiendo artículos y actualizando las redes sociales (twitter, FB, instagram).
Si digo que es una aventura, de verdad que no exagero. Espero podamos ver el resultado muy pronto, y que vengan muchas más entregas. Como dije el otro día mientras probaba la cerveza más antigua de América gracias a las recetas y levaduras recuperadas de vasijas del s. XVI por un biólogo de la Universidad Católica: “Un brindis por la ciencia!!!”