¡Qué nervios! Tras meses de intensos rodajes y trabajo de estudio, El cazador de cerebros se estrena el sábado a las 20h en La2 de TVE con “El futuro de la medicina”, un capítulo donde hablaremos de antienvejecimiento, cáncer, medicina regenerativa, contaminación en ciudades y monitorización de la salud, y veremos algunas imágenes que seguro os sorprenderán.
Pero ¿qué podéis esperar de la serie? ¿Cómo será el programa?
Bonito
Una de las cosas que apreciaréis al ver el programa son los planos muy cuidados en cuanto a colores, iluminación, transiciones, músicas… La finura estética es uno de los valores de El cazador de cerebros. Y esto —y que todo haya salido tan bien— es mérito exclusivo del equipazo formado por Ramon Balagué al frente, Miriam Peláez, Salva Viñets, Saty Galiana, Gemma Sanz, Eulàlia Guarro, Octavi Planells, Oriol Bosch, Anna Fonoll, Kitiara Ferran, Nuri Yebra, Beto Capitán, Georgina Llauradó, Jesús Méndez, Núria Jar, Javier Canteros, Marta Palomo, Esti Gutiérrez, Yago Alonso, Jon Gurutz, Anna Alsina y, aunque sólo vinieron a dos rodajes, los cámaras Nando y Marc, con quienes nos divertimos tanto.
A tiempo parcial o completo todos han dedicado mucho más esfuerzo del que se les pedía, y mis primeras palabras quieren ser de agradecimiento. Y, sin que suene adulador, también de manera sincera a RTVE y sus profesionales que han confiado y apoyado este proyecto.
Ritmo ágil, con pausas
Los capítulos parten de un tema principal y vamos de un lado a otro buscando diferentes enfoques, intentando pillar a los científicos “en acción”. Es una especie de “roadtrip científico”, sin nada rodado en plató. Esto ofrece dinamismo, frescura y espontaneidad. Pero ciertamente hay momentos donde nos sentamos a conversar cuatro minutos del tirón con algún cerebro. Aunque a mí, que escribo libracos de 400 páginas, cada vez que editamos entrevistas me parece un sacrilegio dejar fuera tanto material bueno, los que saben de tele dicen que cuatro minutos es en realidad bastante, sobre todo conversando de ciencia y sin peleas. Tras varias pruebas, creo que encontramos un buen equilibrio entre agilidad y momentos de reflexión. Por lo menos a nosotros nos gusta. Si a vosotros no, ya nos ajustaremos.
(No viene a cuento, pero, por favor, seguidnos en Twitter: @perestupinya @cazadorcerebros y FB: @perestupinya @elcazadordecerebros)
Simplicidad en las palabras, no en los contenidos
En divulgación no importa tanto lo que uno diga sino lo que el otro capte. Un tecnicismo suelto en medio de un discurso no hace perder el hilo, pero tres seguidos, sí. No seremos puristas en el lenguaje, pero sí en los conceptos. Y algunos de estos conceptos quizás sí necesitarán un pelín de atención para asumirse. Pero es que no subestimamos a la audiencia, ni a la ciencia. Por supuesto habrá algunas anécdotas, curiosidades, y emplearemos un tono ameno y desenfadado que en algún momento podrá incluso llegar a ser divertido. Pero no rehusaremos los temas serios con gran relevancia social e individual.
A ver… aunque busquemos un lenguaje coloquial, alguna palabreja se nos escapará, como por ejemplo en el primer capítulo “autofagia” (tras horas de ayuno, las células empiezan a reciclar proteínas y materiales sobrantes, y se ha visto que eso tiene efectos positivos para el organismo). Mantener la palabra autofagia está relacionado con el siguiente punto.
Estimulante. Rascar donde no pica
El cazador persigue más las ideas que las explicaciones. El programa no está pensado para que aprendáis, en el sentido convencional del término. Desde luego, uno debe terminar el episodio con algo interesante que contar después en la cena, pero buscamos que te inspire, genere reflexiones, inquiete y estimule a explorar qué es eso de la autofagia, o lo que sea que a cada uno le haya interesado. Lo cierto es que hay excelente información científica por ahí, y uno de nuestros retos es construir una plataforma online donde ampliar información, generar materiales extra y establecer diálogo fluido con vosotros. Poco a poco.
Cerebros diversos
Tendremos un equilibrio entre cerebros españoles e internacionales, hombres y mujeres, jóvenes y consolidados, científicos románticos e innovadores pragmáticos. Pero también escucharemos a cerebros de cocineros, deportistas, emprendedores o hackers que tienen un conocimiento no científico amplísimo de su disciplina, y sin duda merecen ser cazados. La ciencia será la principal protagonista, pero en realidad lo relevante no es la ciencia per se, sino el conocimiento. Y eso es más amplio.
Programa cultural de ciencia con protagonistas ocultos
Lo he comentado bastantes veces: que un investigador descubra una parte del virus del sida que no muta con el tiempo es un descubrimiento científico importantísimo que podría generar una vacuna y por eso debe publicarse en la revista académica Science, para que todos quienes estudian el sida lo conozcan (caso real). Pero no es necesariamente relevante para la gente y no tiene por qué divulgarse. Lo que es importante para el científico no lo es necesariamente para las personas. Yo admiro profunda y sinceramente el trabajo de los investigadores, y de ellos son los cerebros que cazaremos porque son quienes de verdad están generando más conocimiento nuevo en la sociedad. Cuando les llamo “los héroes del siglo XXI”, lo digo de manera convencida. Pero los protagonistas ocultos somos nosotros y nuestras preguntas.
Queremos que la ciencia nos dé información para saber qué comer, cuándo hacer ejercicio, cómo concentrarnos más, tener bienestar emocional, que no nos tomen el pelo, o simplemente que responda a nuestras curiosidades. Entiendo que una institución quiera “divulgar” el trabajo de sus investigadores, pero en la selección de temas partimos de las demandas de la sociedad, y nos fijamos en el impacto social de la ciencia.
La excepción será cuando nos encontremos —cosa que ocurrirá a menudo ;)— con ciencia puntera que hará revolucionar a nuestras neuronas. Si vamos al CERN no nos contendremos de hablar de supersimetría, y aunque no os suene el acrónimo CRISPR, por su importancia debemos comentarlo.
El cazador encaja perfectamente en el concepto de divulgación científica, pero también podemos referirnos a él como un programa cultural de ciencia.
(No viene a cuento, pero por favor seguidnos en Twitter: @perestupinya @cazadorcerebros y FB: @perestupinya @elcazadordecerebros)
Optimismo no ingenuo
No nos creeremos al tergiversador de la Singularity University que nos cuente que en veinte años tendremos telepatía y colonias en Marte, y en treinta seremos inmortales, pero sí estamos plenamente convencidos de que el conocimiento y el pensamiento científico son la base sobre la que analizar y abordar grandes retos globales. Una de mis frases preferidas es: “El alzhéimer no lo curaremos con más hospitales, sino con más ciencia”, y lo mismo ocurre por ejemplo con el reto energético. La ciencia tiene un papel cada vez más clave en la sociedad, y justo por esto, es una sociedad informada la que debe regular aspectos de la inteligencia artificial, la edición genética, o discutir si es prioritario o no enviar humanos a Marte.
Imperfecto
Como todo. Nosotros estamos muy satisfechos, pero no dudéis de que a los editores de vuestra revista favorita también les gustaría cambiar cosas. Con nuestro espíritu científico tomaremos buena nota, asumiremos que una mente abierta es la que duda, no la que cree, y si tenemos ocasión de continuar puliremos lo que haga falta. ¿De qué dependerá que haya una segunda temporada? Pues en buena parte de la audiencia y de vuestras opiniones. Así que, por favor, participad, seguidnos en las redes y ayudadnos a difundir el programa entre todas aquellas personas dispuestas a rascar donde no pica y a descubrir un mundo mucho más amplio del que conocen, y a dejarse contagiar la sabiduría e inteligencia de los cerebros que cazaremos.
Ir al océano con unas gafas de buceo te permite descubrir el maravilloso mundo de corales, peces, formas y colores que está escondido justo bajo tu barbilla cuando nadas por la superficie. Sumerges la cabeza y piensas cómo podías tener esa preciosidad tan cerca y pasar desapercibida por no disponer de unas simples gafas… Pues lo mismo ocurre con la ciencia. Pongámonos las gafas de la ciencia, y descubramos los misterios que la naturaleza esconde a nuestros sentidos, incluso imaginación.
Ay, qué gusto poder escribir lo largo que quieras sin que te corten… 😉
Me alegro enormemente de leer esto, y espero con ansia el sabado a las 22 horas para poder escuchar a alguien puntero en LO QUE SEA y que te comente su punto de vista global sobre su trabajo: es de los mayores placeres que existen para mi (el mayor es descubrir algo nuevo por tu cuenta y que además resulte ser cierto y útil).
Si algún día os da por hablar de entropia, fractales, inteligencia artificial y de como sería una «consciencia artificial», igual os puedo interesar!
Nos encanta el planteamiento, por cierto, que bien expuesto en el blog: bonito, ritmo ágil, simplicidad,…. imperfecto. Estaremos bien atentas!
Enhorabuena Pere